viernes, 22 de enero de 2010

16.- PINTURA DEL BASTIDOR Y LOS HIERRITOS

Comienzo de la sesión como casi siempre, a la salida del trabajo; nos vamos a Alcalá y nos metemos en faena. Un pedacito de lija cada uno y a repasar la imprimación. Carmen, desde la intendencia, nos ha preparado una cervecita y unas tapas, porque el día que trabajamos en la moto hasta se nos olvida comer, pero la cervecita no se nos olvida, no. Muchas gracias Carmen.
El cielo, abierto hasta entonces, empieza a nublarse y me temo que nos fastidie la sesión, como suele hacerme casi siempre que me meto en faenas de pintura, pero es solo una nube, muy negra y muy gorda, pero solo una, y al cabo de un rato se va por el levante, camino de Antequera.

Poco a poco las rugosidades van desapareciendo, hasta que consideramos que está lista para pintar. Después resulta que no, pero esta vez nos han podido la impaciencia y el considerar que el chasis tampoco es nada del otro mundo como para dejarlo como una patena. De todas formas, para el que lea esto, mientras más trabajes antes de pintar, mejores resultados obtendrás. Dejar la superficie perfecta te permitirá dejar la pintura perfecta. Si no preparas bien la superficie nunca obtendras unos resultados buenos.
Poco a poco vamos puliendo todos los hierritos y llenando de polvo las tapas, claro, pero no importa, ese choricito extremeño está de lujo.

Y finalmente empezamos la sesión de pintura. Hemos escogido una pintura monocapa de color azul oscuro para el chasis, que ya estamos aburridos de chasis negros. La preparamos a razón de dos partes de pintura por una de disolvente. Mientras Manolo acaba de llenar la pistola, yo me voy limpiando la garganta del polvo que hemos tragado lijando

Y empieza la sesión. Como se puede apreciar no hemos sido muy profesionales: ni guantes, ni mascarilla, ni ropa de trabajo, con el riesgo que tiene todo eso de acabar con aspecto de pitufos.

Adviértase como ante el tremendo aerosol que se forma, el menda huye despavorido.

Con la ayuda de un alambrito vamos girando las piezas para que les llegue la pintura a todas partes.

Una vez acabadas de pintar, a colgarlas para que se sequen.

Acabadas las piezas pequeñas, empezamos con las grandes y seguimos el mismo procedimiento: pintado, sujeción estilo aguántame la camella, un poquito de equilibrismo y colgado del chamizo.

Al rato, todas las piezas están colgadas en el chamizo, que es por donde debíamos haber empezado, en vez de hacer las virguerías que hemos hecho sujetando la camella, y le damos una segunda mano de pintura.

A continuación limpiamos la pistola y preparamos la laca acrílica: dos partes de laca por una de endurecedor, y conforme va cayendo la tarde vamos dando sucesivas capas de laca a todas las piezas.

Hasta que se hace tan oscuro que casi no se ve y la humedad ambiente amenaza con que caiga una pelúa que nos arruine el trabajo, y decidimos dar de mano.
El resultado es bastante bueno, pero hasta que no hagamos fotos con luz de día no se apreciará bien, que con el flash el color sale demasiado claro.

miércoles, 20 de enero de 2010

15.- CHASIS ENARENADO E IMPRIMADO

Bien, asi son las cosas. Uno deja las piezas en un sitio, hechas una porquería, y te las devuelven así. Francamente, me gusta más hacerlo yo, pero no se puede hacer de todo, asi que solo queda agradecer el trabajo realizado y darse cuenta de que nos han hecho las cosas muy bien.

Las llantas... de lujo.

Mañana, sesión de pintura, si no se estropean las cosas, que ya me da miedo planear nada cuando de pinturas se trata.
Mira que no me disgusta nada el chasis en rojo...

lunes, 18 de enero de 2010

14.- EL FAMOSO RETEN DEL CIGÜEÑAL

Acabado el desmontaje del otro dia, tocaba meterle mano al retén del cigüeñal, que se ha ganado fama de maldito por lo que se rompe y por lo complicado que parece que es ponerlo, pero ahora veremos que no hay dificultad cuando hay maña, y sabiduría, y guapeza ,y todo eso que tenemos nosotros (no, abuela no tenemos).
Primero se retira el retén viejo haciendo palanca

Luego, en un vaso, tubo, o lo que sea, que tenga el mismo diametro que la pieza donde va a alojarse el retén (yo encontré una de las partes de una tuerca de empalme de PVC) se coloca el retén en seco para que se ahorme.

Le introduje un trozo de celofán de una transparencia de las que se usaban en los retroproyectores antes de que nos invadiera el PowerPoint, de forma que sobresaliera para que permitiera el deslizamiento.

Lo presenté en su sitio

y al mínimo empuje, la ceja del retén que es delicada cual amapola, facilitado su avance por el celofán, entró en su sitio.
Solo quedaba empujar el retén con pequeños golpecitos (tóos por iguá, mi arma, como los buenos costaleros) para encajarlo en su alojamiento. A las primeras de cambio, el tubo de PVC se separó y el retén quedó perfectamente enfrentado con la tira de celofán ayudando.

Unos golpecitos más hasta enrasarlo

retirar el celofán, y listo.

Tampoco era para tanto, asi que la fama de este retén queda desmitificada.